Festejando el segundo gol de Forlán en la prórroga (daba la victoria)
Es curioso esto de las emociones colectivas. Cuando se produce un acontecimiento que genera una emoción, cuesta y tarda más en entrar al colectivo que en el individuo, pero una vez instaurada, es más durarera en el tiempo.
Y fue esa misma emoción colectiva (y tan colectiva, de 50.000 personas) conquistada en Hamburgo, la que mantuvo al público cantando el himno del Atlético tras perder contra el Sevilla la final de la Copa del Rey en Barcelona (una semana más tarde).
La emocionalidad rojiblanca está encendida y el punto de mira puesto en las próximas competiciones. De momento, en horizonte, la Super Copa de Europa contra el Inter de Milán.
Desde la Psicología del Deporte, animar a los estudiosos de esta ciencia, a investigar los fenómenos sociales que se dan en los aficionados en el deporte y en especial, el fenómeno de la emocionalidad que se da en las personas, equipos y masa social.
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