La vida de un deportista retirado
Cuando un deportista de élite finaliza su trayectoria profesional debe comenzar una nueva vida desde el punto de vista familiar, social y económico. Se trata de un giro drástico, aunque lento y nada sencillo. Por ello es conveniente que durante los años de esfuerzo, disciplina y sacrificio que exige su deporte, se vaya preparando y planificando para su posterior retirada, que llegará en torno a los 30 - 35 años, dependiendo del deporte.
Generalmente, el profesional del deporte se retira por dos razones: porque ha perdido capacidad de trabajo y no es capaz de elevar las cargas; y porque sufre alguna lesión, en la mayoría de los casos de tipo articular, muscular y óseo. Otros motivos de menor importancia están relacionados con la desmotivación o los problemas familiares.
Desde el punto de vista físico, "no es bueno para el organismo de un exdeportista parar por completo, sino que debe continuar haciendo algún tipo de actividad de forma suave", señala Luis García del Moral, director del Instituto de Medicina del Deporte. Se pretende, por un lado, que el organismo del deportista vaya eliminando toda o gran parte de la sobrecarga adquirida a lo largo del entrenamiento deportivo. Por otro lado, es bastante frecuente que estas personas una vez alejadas de la competición sufran enfermedades de alto riesgo como hipertensión arterial (HTA), obesidad, taquicardias, etc. unidas al exceso de hábitos tóxicos como el tabaquismo, la ingesta de bebidas alcohólicas y el café.
Desde el punto de vista emocional, "el deportista pasa de tener fama, dinero, reconocimiento, experiencias intensas a no saber que hacer a partir de ese momento", apunta David Peris,, presidente de la Asociación de Psicología del Deporte de la Comunidad Valenciana (APECVA). Alejo García-Naveira, coordinador del Grupo de Psicología del Deporte del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, diferencia entre una retirada voluntaria "donde existe una planificación más elaborada y racionalizada" y una retirada forzosa "al tratarse de algo inesperado, en contra de la voluntad del exprofesional y de su trayectoria deportiva y posiblemente asociado a estados emocionales negativos como estrés, ansiedad y depresión". Añade que "lo primero es atender la emocionalidad de la persona, buscar un estado positivo y aceptar el cambio (o trauma) producido. Posteriormente, definir qué es lo que quiere (nuevas metas), analizar las fortalezas con las que cuenta (virtudes, apoyos, etc) y debilidades a superar (posibles barreras, carencias, etc), para luego desarrollar un plan de acción. Es importante el apoyo social de familiares, amigos y gente cercana".
Entre otros cambios, el deportista retirado debe incorporarse al mundo laboral con una escasa formación académica, sin experiencia y a una edad madura. Un 89,9 por ciento considera importante tener una orientación acerca de su futuro, aunque sólo el 26,8 por ciento la reciba. Además, el 52,6 por ciento reconoce tener dificultades para encontrar empleo, según el IV Informe 'El reto de la inserción laboral del deportista español', llevado a cabo por Adecco y la Asociación de Deportistas. Los exprofesionales pueden optar por permanecer ligados a su deporte ejerciendo de entrenadores, directores técnicos, comentaristas, representantes de jugadores... o elegir otro camino diferente o continuar sus estudios académicos. En cualquier caso, es fundamental apoyar al deportista en cualquier opción por la que se decante.
Por ello, García del Moral señala que "en los últimos años se trabaja en los deportistas desde el principio para preparar su retirada intentando conciliar el deporte de élite con la formación académica". David Peris añade que "es muy conveniente que un deportista prepare su retirada, ya sea ampliando sus estudios, preparando su futuro laboral fuera del deporte o preparándose psicológicamente para un nuevo futuro próximo. Acabar la vida deportiva 'bien', haciendo todo lo que se quiso y podía hacer el deportista, planificándolo convenientemente, pudiéndose despedir de su vida deportiva, aceptando su nueva situación... son elementos a trabajar para que la retirada sea positiva para el deportista y, sobre todo, lo menos traumática posible".
Desde el punto de vista físico, "no es bueno para el organismo de un exdeportista parar por completo, sino que debe continuar haciendo algún tipo de actividad de forma suave", señala Luis García del Moral, director del Instituto de Medicina del Deporte. Se pretende, por un lado, que el organismo del deportista vaya eliminando toda o gran parte de la sobrecarga adquirida a lo largo del entrenamiento deportivo. Por otro lado, es bastante frecuente que estas personas una vez alejadas de la competición sufran enfermedades de alto riesgo como hipertensión arterial (HTA), obesidad, taquicardias, etc. unidas al exceso de hábitos tóxicos como el tabaquismo, la ingesta de bebidas alcohólicas y el café.
Desde el punto de vista emocional, "el deportista pasa de tener fama, dinero, reconocimiento, experiencias intensas a no saber que hacer a partir de ese momento", apunta David Peris,, presidente de la Asociación de Psicología del Deporte de la Comunidad Valenciana (APECVA). Alejo García-Naveira, coordinador del Grupo de Psicología del Deporte del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, diferencia entre una retirada voluntaria "donde existe una planificación más elaborada y racionalizada" y una retirada forzosa "al tratarse de algo inesperado, en contra de la voluntad del exprofesional y de su trayectoria deportiva y posiblemente asociado a estados emocionales negativos como estrés, ansiedad y depresión". Añade que "lo primero es atender la emocionalidad de la persona, buscar un estado positivo y aceptar el cambio (o trauma) producido. Posteriormente, definir qué es lo que quiere (nuevas metas), analizar las fortalezas con las que cuenta (virtudes, apoyos, etc) y debilidades a superar (posibles barreras, carencias, etc), para luego desarrollar un plan de acción. Es importante el apoyo social de familiares, amigos y gente cercana".
Entre otros cambios, el deportista retirado debe incorporarse al mundo laboral con una escasa formación académica, sin experiencia y a una edad madura. Un 89,9 por ciento considera importante tener una orientación acerca de su futuro, aunque sólo el 26,8 por ciento la reciba. Además, el 52,6 por ciento reconoce tener dificultades para encontrar empleo, según el IV Informe 'El reto de la inserción laboral del deportista español', llevado a cabo por Adecco y la Asociación de Deportistas. Los exprofesionales pueden optar por permanecer ligados a su deporte ejerciendo de entrenadores, directores técnicos, comentaristas, representantes de jugadores... o elegir otro camino diferente o continuar sus estudios académicos. En cualquier caso, es fundamental apoyar al deportista en cualquier opción por la que se decante.
Por ello, García del Moral señala que "en los últimos años se trabaja en los deportistas desde el principio para preparar su retirada intentando conciliar el deporte de élite con la formación académica". David Peris añade que "es muy conveniente que un deportista prepare su retirada, ya sea ampliando sus estudios, preparando su futuro laboral fuera del deporte o preparándose psicológicamente para un nuevo futuro próximo. Acabar la vida deportiva 'bien', haciendo todo lo que se quiso y podía hacer el deportista, planificándolo convenientemente, pudiéndose despedir de su vida deportiva, aceptando su nueva situación... son elementos a trabajar para que la retirada sea positiva para el deportista y, sobre todo, lo menos traumática posible".
NOTICIA EN:
http://medicina-deportiva.diariomedico.com/2011/07/26/area-cientifica/especialidades/medicina-deportiva/vida-deportista-retirado